Daniel Toribio
Por Daniel Toribio
"La IA no es solo una herramienta; es un motor del progreso de los países cuando se combina con la ética, la creatividad y la visión de futuro."
Hasta la primera década del 2000, el béisbol se evaluaba principalmente con dos indicadores: el promedio de bateo, que mide la relación entre la cantidad de hits y los turnos al bate, y la efectividad de los lanzadores, que calcula las carreras limpias permitidas por cada nueve entradas.
La película Moneyball (2011), basada en el libro de Michael Lewis, revolucionó la forma de valorar a los peloteros y la estrategia del juego. Hoy en día, el béisbol es inseparable de la tecnología, la inteligencia artificial y la sabermetría, impulsada por la Society for American Baseball Research (SABR). No sería sorprendente que, en menos de una década, veamos robots detrás del receptor cantando los lanzamientos.
Actualmente, se analizan métricas avanzadas como el WAR, OPS, velocidad de salida, ángulo de lanzamiento y spin rate, además de herramientas de rastreo como Statcast, que optimizan la contratación de jugadores y la planificación estratégica. Desde la implementación del ojo de halcón en el tenis (2005), las técnicas de arbitraje y seguridad en el deporte han evolucionado significativamente.
Un ejemplo reciente de esta evolución es la metodología "Luis Boli", que integra inteligencia artificial y big data para recomendar alineaciones y estrategias tanto en baloncesto como en fútbol. Inspirada en la filosofía de Moneyball, esta metodología valora el impacto real de cada jugador al combinar estadísticas avanzadas con algoritmos predictivos en tiempo real.
La NBA, por ejemplo, emplea sistemas de rastreo de movimiento y algoritmos para optimizar el tiro y la defensa, mientras que en el fútbol, plataformas como Opta o StatsBomb ofrecen datos detallados que permiten ajustar formaciones y detectar talentos. El objetivo es tomar decisiones informadas, prevenir lesiones y maximizar el rendimiento colectivo.
Aunque la pasión y el elemento humano siguen siendo esenciales en el deporte, la tecnología se ha convertido en un aliado fundamental para entrenadores y directivos. Moneyball marcó el inicio de una era en la que la tecnología define el futuro competitivo del deporte.