Juan López
Por Juan López
¡Uff, qué
alivio! Debió ser la expresión del presidente Abinader al despedir al
secretario de Estado de EE.UU, don Marco Rubio, poderoso mensajero de las
políticas que está implementando el gobierno del presidente Trump para el
exterior. Esto es así, porque importantes sectores de la oposición política, de
organizaciones de la sociedad civil, del empresariado, de representantes
de la opinión pública y también funcionarios del mismo gobierno del
PRM-Abinader albergaban serias e importantes preocupaciones con relación
a los expresos objetivos de la visita de Marco Rubio.
Las
expectativas negativas que se crearon en esos sectores de la R. Dominicana (RD)
tenían justificación en los precedentes tratamientos y resultados de órdenes
ejecutivas (decretos), amenazas y conversaciones del presidente Trump con
los presidentes de Colombia, México, Panamá, Canadá, El Salvador, Ecuador
y Venezuela.
Obviamente, los prejuicios y preocupación de los dominicanos con respecto
al viaje del canciller norteamericano también se fundamentaban por las
radicales acciones que ya estaba ejecutando el presidente Trump con el problema
de las migraciones, en particular por su abordaje de la crisis haitiana, el
anuncio de supresión de determinadas “ayudas”, el desmantelamiento de USAID y
el dolor de cabeza que representa para la RD la profundización de la histórica
crisis política, económica, social y humanitaria por las que atraviesa la
vecina república de Haití.
Públicamente, el canciller norteamericano afirmó: a) “A la RD no se le puede
pedir ni se le pedirá aceptar una ola masiva de migrantes haitianos. La RD no
tiene obligación frente al grave problema haitiano. b) La solución de Haití
está en manos de ese territorio, su pueblo y sus élites. c) También aseguró que
la administración del presidente Trump ayudará y participará en ese objetivo"
Marco Rubio declaró: d) “Vamos a mantener las ayudas que a través de la USAID
se asignaban a Haití. e) Washington se compromete a seguir ayudando, con
financiamiento, a la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad en Haití, y
agregó que… había firmado una exención a la congelación de la ayuda económica
estadounidense para que siga el despliegue militar. Esto contribuye a la
seguridad de EE.UU. y la seguridad del hemisferio completo”
Independientemente de que, en la reunión privada el canciller norteamericano
hiciera otras exigencias al presidente Abinader, las que hicieron públicas (las
que se ven), sin lugar a dudas, contribuyeron a esfumar la pesadilla que
atormentaba el sueño de tan amplio sector dominicano.
Reflexionando, serena y objetivamente, a la paz social y política de los países
de la región, en particular a la RD, les convienen las decisiones que ya ha
tomado y las que el gobierno de Trump está anunciando con relación a la fatal
crisis que padece Haití,
Ahora bien,
si reflexionamos sobre el fenómeno “tierras raras en RD”, por las que Marco
Rubio, consciente de su extraordinario valor para el desarrollo de las
tecnologías modernas, militares y su alto interés geopolítico, formuló la
“categórica determinación de EE.UU, para adelantarse a las pretensiones de
China y los intereses de ciertos países adscritos al BRICS.
Ahí, en la cola final de sus declaraciones, al igual que el alacrán, está
el pretexto “venenoso” de lo que no se ve de la interesante visita del
canciller del gobierno de Trump: Conservar el control absoluto del lugar
estratégico que significa la RD en la región centroamericana y del Caribe:
“Colocando un sí o sí” a RD en forma firme y decidida al lado de
los objetivos e intereses de EE.UU en la dura confrontación
geopolítica y económica que se avecina entre EE.UU.—China y los BRICS. ¡Ojo
avisor y seguimiento a ese fuerte e ineludible rifirrafe!