Haitianos
La Conferencia Episcopal de Haití (CEH) denunció este martes las atrocidades cometidas por bandas armadas que dominan vastos sectores del país, al que calificaron como un “estado fallido”, incapaz de garantizar seguridad, justicia o las condiciones mínimas de vida para su población.
En una carta abierta, los obispos haitianos expresaron que el país se encuentra abandonado “a la ley de las armas y al terror de estos sangrientos grupos”, en un contexto de crisis prolongada y colapso institucional. Advirtieron que en Haití “nunca se está exento de atrocidades”, y que ni los bienes simbólicos ni los espacios sagrados están a salvo.
“Los lugares de culto son saqueados, los santuarios violados y masacrados, el patrimonio histórico y cultural del país es vandalizado e incendiado, sin ningún respeto por lo que representa un signo de memoria colectiva, de fe compartida y de identidad nacional”, indicó la CEH.
Los prelados señalaron que estas agresiones no afectan solo a estructuras físicas, sino que “hieren el corazón vivo de nuestro pueblo, su conciencia moral, su capacidad de esperar”. Denunciaron además que la población vive desplazada, humillada, empobrecida y profundamente herida “en su carne y en su alma”.
En medio de este contexto de caos e inseguridad, los obispos cuestionaron la iniciativa del Gobierno de transición de presentar un proyecto de reforma constitucional. Aunque reconocieron que la propuesta incluye “varias innovaciones dignas de interés” y refleja “una voluntad clara de modernizar el Estado y racionalizar la gobernanza pública”, advirtieron que también contiene “lagunas importantes que corren el riesgo de desequilibrar el proceso democrático”.
La CEH concluyó su comunicado haciendo un llamado a la responsabilidad de las autoridades y la comunidad internacional, subrayando la urgencia de proteger al pueblo haitiano y restablecer el orden institucional.